Ya había probado las fundas de almohada de satén. Creía que sabía de qué iban. Y sin embargo, cuando probé por primera vez una funda de almohada de satén Kitsch me quedé como "WOAH. No tenía ni idea". En primer lugar, son de alguna manera MÁS SUAVES que otras fundas de almohada de satén (ejem... baratas) que he probado. La calidad marca una gran diferencia, y estas gritan calidad. Si otras fundas de almohada de satén son margarina, las fundas de almohada de satén Kitsch son MANTECA. Tan suaves y lujosas que sentirás que te estás mimando cada vez que te acuestes.

Ahora mismo no uso mis coleteros de toalla, porque todavía me está creciendo el pelo después de la quimio, pero cuando tenía el pelo largo hasta la cintura, ¡estaba OBSESIONADA con este producto! Me reducía el tiempo de secado por lo menos a la mitad y quedaba muy bien con un moño mojado y desordenado. Podía salir de la ducha, secarme el pelo con una toalla y recogérmelo con un coletero, y luego seguir preparándome por la mañana.

Recurrí a los gorros forrados de satén cuando buscaba algo que me aliviara la cabeza durante la quimioterapia. Los gorros de punto son sorprendentemente irritantes para un cuero cabelludo sensible, así que los gorros forrados de satén le dieron a mi cabeza el abrazo que necesitaba. Me los ponía todo el tiempo. No necesariamente para ocultar mi brillante calva, sino porque el cuero cabelludo me dolía, me picaba y me daba frío, sobre todo al dormir. Ahora que mi pelo ha empezado a volver y mi cuero cabelludo todavía está sensible y frágil, utilizo un gorro forrado de satén para proteger mis nuevos folículos. Me encanta poder ponerme un gorro de satén Kitsch y estar cómoda toda la noche sin que se retuerza ni se deslice.